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¿Qué hacemos para mejorar el desempeño de nuestros equipos?

William Thompson Kelvin (Lord Kelvin), un matemático y físico nos regala esta frase:

“Lo que no se define no se puede medir, lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.”

Y a mí, como buena matemática, siempre me pareció muy interesante la Estadística, sus gráficos, sus colores, sus indicadores, las múltiples formas de mostrar la información, incluso poder detectar la picardía de algunos al mostrar con escalas cuidadosamente elegidas gráficos que llevan a conclusiones erróneas. Cuando daba clases me encantaba ver cómo disfrutaban mis alumnos tomar datos de la realidad para graficarlos y obtener conclusiones. Y a partir de allí poder tomar decisiones. Recuerdo que era una de las actividades más motivadoras y en donde más rápido se organizaban para trabajar, hasta los más rebeldes.

Ahora, ya a lo lejos, lo que observo es el desempeño de los equipos de trabajo de una organización a través de sus indicadores. Y, junto con Fernando Osta y Julio González, hemos diseñado una metodología de intervención para aumentar el desempeño de los equipos. Ésta consiste en dos fases muy demarcadas. En la primera medimos con el software VACH®, también creado por nosotros, el nivel competencial del equipo. Para ello diseñamos el cuadro integral de 24 competencias. A través del software comparamos la mirada de cada integrante sobre su desempeño competencial con la mirada de todos sus compañeros. De aquí emergen una serie de gráficos, uno de los cuales es el de desempeño que muestra las dos variables que, según John Whitmore, determinan el desempeño de un individuo y/o un equipo: Conciencia y Responsabilidad.

Luego, en la segunda fase utilizamos otro software, también creado por nosotros, que posibilita la realización de reuniones efectivas con la metodología coaching de equipos logrando la instauración de una nueva cultura de trabajo en los equipos.

Trabajamos primero en las relaciones, porque sabemos que buenas relaciones llevan a buenos resultados. Y los buenos resultados llevan a la motivación, al compromiso y la planitud personal y grupal. Pero sólo se puede mejorar una relación si tomo conciencia de lo que yo le entrego o niego a esa relación y necesito que él o ella me lo diga, aunque sea a través de un momento difícil e incómodo. A partir de allí asumo responsabilidad y mejoro mi desempeño. Y al ser un círculo virtuoso, todos estamos haciendo lo mismo, nos comprometemos con el proceso de aprendizaje, elegimos rendir cuentas de nuestro trabajo y apostamos al Accountability de nuestras tareas y compromisos. Paralelamente nos entrenamos en poder abrir esas conversaciones difíciles. No es fácil, pero lo logramos. Entendemos que la honestidad y veracidad de nuestras palabras, a la postre, terminan teniendo un efecto positivo en el equipo. Y al final todos ganamos: los miembros del equipo, la organización y los clientes.

¿Cómo vamos sabiendo si vamos por buen camino? Con indicadores de proceso, midiendo lo que vamos logrando. Primero medimos nuestras competencias, luego la efectividad de nuestras reuniones. Mensualmente nos paramos y decimos: ¿Qué estamos haciendo bien? ¿Qué debemos mejorar? Nos detenemos para medirnos y tomar conciencia, diciéndonos la verdad, con veracidad radical.

¿Cómo se miden en tu equipo?

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